El féretro en el suelo, a los pies del altar como símbolo de humildad. Música de Bach, Mozart, Schubert. Protocolaria uniformidad negra de los asistentes acorde con los tocados de las damas, la sobria reluciente elegancia de la indumentaria militar... Todo con unas pinceladas de casullas y solideos a tono con la ceremotia.
Detrás del altar un grupo de mujeres ataviadas con coloridos vestidos de faralae, acompañadas por caballeros sin corbata, camisa con chorreras y chaquetilla, cual si fueran a montar y recoger el ganado. En el centro la marquesa Blanca de Ahumada, ella sí, de negro, pero con castañuelas en la mano.Todos cantando la Salve rociera cumpliendo el deseo de la española reina Fabiola. Merece la pena escucharla...
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